Hace un año en una entrevista me preguntaron qué significaba el rock para mí, mi respuesta fué que el rock era un momento en el tiempo que nos tocó como una varita mágica y llegó a nuestro corazón al escuchar una canción, el sonido de una guitarra, una voz ... que el rock era como un océano alimentado por grandes ríos, que a su vez crecían con la contribución
de pequeños arroyos y que cada uno de los  músicos, grandes o humildes, que cultivamos esta música que tanto
amamos, era como uno de esos pequeños arroyos.
Así es, cada uno de nosotros, los que hacemos la música, los que la difunden, los que la escuchan, hemos sentido la llama del rock encenderse en nuestros corazones y la hemos mantenido viva, hemos crecido y envejecido con esta música, y los jóvenes que también aman el rock, algún día serán viejos rockeros y mantendrán viva esta música y la transmitirán a las generaciones futuras. Yo con este álbum solo he tratado de
aportar mi gotita de agua al inmenso océano del rock y por eso amigos míos, les presento mi segundo disco Old Rockers Never Die, un disco donde rindo homenaje a la música que me atrapó hace tantos años y que aún sigo llevando dentro de mi alma.